bueno, eso es lo que fue, a pesar de lo que digan los medios. Y es que no es lo mismo ciclón en país pobre que en país rico. En el Caribe, la gente se mete en su casa, se emborrachan o rezan o se ponen a quimbar y así hasta que pase el ciclón. Aqui evacuan a 1 millón de personas, se vacían las tiendas por las compras masivas de alimentos y útiles de supervivencia, se forma tremenda histeria y al final el Havanero y familia salen evacuados para casa de mi hermana donde se fue la luz desde el sábado a las 1000 pm y todavía hoy no la reponen y en mi casa... no pasó nada, ni la luz se fue.
Pero cerca de mi casa sí pasaron cosas interesantes: coincidió la llegada de la tormenta con la marea alta y algunas olas llegaron hasta la calle. He aqui el video, a tres cuadras de mi casa:
Y ahora pongo fotos que tomé ayer por la tarde en el mismo lugar...
Aqui fue donde el agua pasó por debajo del boardwalk (el tablado ese, no me acuerdo como se dice en español) y pasó a la calle.
No fue nada grande, pero de todas formas fue espectacular porque la playa aqui tiene casi 40 metros de ancho y el agua entró por encima de todo eso...
Asi quedó el muelle que está detrás de mi trabajo:
Havanero, es bueno saber que todo fue un relajo. Los días de ciclón en mi casa eran emocionantes, el patio se caía abajo y varias veces las tejas del techo se iban volando. Mi madre recuerda todo eso con desagrado y a mí me gustaba la imagen y la corredera. Me alegro que ustedes hayan estado bien, apagón en casa de hermana y cuñada debe haber servido para recordar otras tantas veces a oscuras.
ResponderEliminarGracias cuentera. Bueno, sirvió para estar despiertos a las 3 am con tremendo calor y desternillanos de risa con el chiste de presidente municipal mexicano y el movimiento telúrico...
ResponderEliminarNiño, me tenías con el Jesús en la boca. qué bueno que nada pasó.
ResponderEliminarBelkys, te cuento que me encantaban los ciclones y siempre tenía que ocultar mi fascinación por ellos, pues me regañaban en casa. me parecía maravilloso que circularan botes en las calles cercanas a malecón, porque el agua de mar las inundaba. Qué mala era, o qué inconciente! Me ha quedado un poco de cargo de conciencia por eso
Oye, a mi me encanta caminar bajo la lluvia, aunque no lo haga con frecuencia. Siempre me ha gustado la lluvia.
ResponderEliminarY los ciclones, pues casi siempre eran una brecha muy bienvenida para nosotros, los becados, vacaciones extras...
H yo fui a ver a Virulo montada en una bicicleta con penetración del mar, en el malecón, desde la Habana Vieja hasta el Karlos Marx, fue mágico. También viví un tornado en San Antonio de los Baños que acabó con todo y tuvimos que jalar una guataca, después que regresamos de aquellas vacaciones forzadas. Beca, claro.
ResponderEliminarLos tornados sí no me gustan, desde entonces. La lluvia como venga me encanta. Conste que las de México no las disfruto tanto, porque te empapas y mayormente te da frío, pero allá esa mezcla de sudor, agua como que tiene un no sé qué hasta erótico. Aunque bueno, lo tuyo es la pata sucia. Lo mío la lluvia y Charlene no lo ha confesado.
Oye, en Méxcio siempre viví a más de 1000 metros de altura sobre el nivel del mar. Y efectivamente, la lluvia siempre era fria.
ResponderEliminarLa lluvia es muy erótica. La piel es dulce cuando la lava la lluvia, los olores son naturales, eróticos...
Y la pata limpia, por favor.