lunes, 29 de abril de 2013

Yo trato y trato, pero es en vano...


Esto de la poesía no se me dá. He mencionado con anterioridad que obviamente me falta la sensibilidad para apreciar un texto sobre el que alguien dice (generalmente, el autor) que es poesía.

Y escribo esto porque leía un... bueno, poema, de Reinaldo Arenas que publicó Enrisco en Facebook, y que se llama Blanco mojoncito.

Lo leí un par de veces y entonces decidí tratar de decodificarlo, encontrar porque algo así es considerado un poema. Y encontré dos particularidades.

Si se elimina el obstinato de Blanco mojoncito al inicio de cada estrofa, y simplemente se reordenan las líneas en oraciones y párrafos “estilo prosa”, pues pasa de ser prosa quebrada a prosa fluida. Prosa, por cierto, que no es nada del otro mundo tampoco.

Ah, esa falta de sensibilidad me está matando...

En fin, aquí dejo mi experimento, el poema prosificado, que ahora parece... ¡joder, una carta abierta...!

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Quisieras ser guerrillero, pero cómo renunciar a los productos Shaklee, a la loción después del baño, a la nevera bien surtida ni (oh, de ninguna manera) a la lectura del New York Times que tan puntualmente llega a tu puerta.

Te arroban los desfiles militares y las marchas multitudinarias, pero tu pie opta por el confortable Adidas y no por la bota rusa, y tu culo no cambiará jamás (a pesar de su férrea ideología) el suave papel sanitario por las cuatro hojas del Granma, cuya tinta (dicho sea de paso) te dilataría las hemorroides.

Admiras las vastas plantaciones colectivas (¿koljós o granjas del pueblo?) donde los jóvenes ya no tienen que pensar ni soñar, pero permaneces acá en tu espaciosa habitación refrigerada, armoniosamente invadida por plantas ornamentales que se  detienen junto a la biblioteca bien surtida donde un afiche, EL FUTURO PERTENECE AL COMUNISMO, domina el conjunto.

Ligeramente bronceado, consistente y pulcro, comedido y escultórico, residuo casi final de una dieta rica en proteínas y carreritas en short por todo el parque, por mucho Baron Dandy o Air Freshener ("shake well before each use") que esparzas en tu impecable apartamento nada podrá impedir que tu olor te condene.

Para ti todo marchará admirablemente mientras esa teoría que defiendes y tan bien te alimenta (¡Me dicen que ya tienes hasta el tenure professor!) no se te aplique en la práctica, matándote de hambre.

viernes, 26 de abril de 2013

Sobres sin pegamento


Hay cosas que por cotidianas dejan de llamar la atención. Las decenas de muertos en explosiones, incendios, terremotos o inundaciones, por ejemplo, son tan frecuentes que ya casi no son noticia. O los políticos y sus malabarismos. O el calentamiento global.

O las cartas abiertas.

No sé a quién se le ocurrió ese término, ni cuando se puso de moda, pero ya nadie pega el sobre: todo el mndo escribe cartas abiertas.Y esas cartas públicas, que por lo general son arengas, declaraciones de principios, reclamaciones, acusaciones o pataletas, son esencialmente aburridas.

A ver cuando van a empezar a dejar sus cartas en sobres abiertos los amantes furtivos, los que temen nombrar a sus fantasmas, los pajusos y los soñadores, a ver si de una buena vez comenzamos a ser entretenidos...  

Reflexión en viernes soleado con buena temperatura que hace que las plantas florezcan y que mi alergia esté en su punto


De seguir el asunto por el camino que ha tomado, un día nos vamos a despertar con la noticia de que Cuba está de regreso en el 1959, con borrón, cuenta nueva, y 50 años más de gracia para llegar al futuro.

Que jodido y surrealista país...  

jueves, 25 de abril de 2013

Conversación en el elevador con un señor judío y racista que cree conocer palabras en español


“I work every day until ten, eleven at night, senior, nosotros judeos are like this, we work hard, not like Portoricanos and Dominicos, that have siesta all day long. Not you Cubanos though; I know you identify yourself with those people, but Cubanos are different, Judeos del Caribe. Cubanos are not like them, like portoricanos and dominicos, those guys are lazy, siesta all day long...”

“Hmmm.... Bye”

De las tantas cosas que se pudieran decir sobre este asunto, sólo menciono dos:

La última persona que yo esperaría que fuera racista, prejuiciosa y que hablara en estereotipos, es un judío.

La persona que decidió llamar a los cubanos “Judíos de Caribe” evidentemente no está familiarizada con los cubanos...

Actualidad nacional


Leía, entre el mar de información que hay sobre los terroristas de Boston, un artículo que, muy a tono con la obsesión nacional No 1, analizaba si los Tzarnaev son... blancos. Fácil imaginarse la angustia de muchos al ver en una misma oración chechenos, musulmanes, terroristas... y caucásicos.

Lo otro que he visto es la indignación (adicional) que ha despertado la información de que el mayor de los hermanos Tzarnaev recibía nada menos que ayuda del Welfare. Y aquí sí hay que decir: le ronca el merequetén caucásico...

Y lo tercero es que todavía no decifro cómo pronuncian esta gente el apellido de los terroristas. Cada vez que lo mencionan, me doy cuenta de que hablan por el contexto...

martes, 23 de abril de 2013

1.50


Este es el número. En dólares.

Según el Banco Mundial si uno gana menos de 1.50 dólares diarios entonces es, de manera oficial, extremadamente pobre. O sea que, si se ganan, digamos, 1.60 dólares diarios, ya hay motivos para alegrarse.

Pero en fin, estadísticas aparte, que ya sabemos adonde llevan las estadísticas, resulta que Ben Affleck va a intentar vivir con 1.50 dólares diarios, sólo para comida y bebida, durante cinco días, y eso como parte de una campaña para llamar la atención sobre la pobreza extrema, recaudar fondos, etc. Ajá.

El salario promedio (¡promedio!) en Cuba es de 450 pesos cubanos, unos 60 centavos de dólar diarios, menos de la mitad del flamante 1.50.

Sin ánimos de joder, try that one, Ben.

lunes, 22 de abril de 2013

Alivio

Viendo lo de Venezuela, sólo puedo sentir un mezquino alivio al ver el mal ajeno:

Ellos están apenas en los comienzos, mientras Cuba ya está en los finales...

Opciones dominicales


Domingo soleado, mediodía, de fresco a frío, bueno para el paseo.

Yo: “¿Qué te parece si nos vamos a comer costillitas a Brooklyn, a The Smoke Joint?”

Ella: “¡Ay, sí, vamos!”

Él: “¡Papá, llévame a Fun Station!”

Yo y ella: (Suspiro) “Claro pipo, vamos a Fun Station...”

Otro día será...

martes, 16 de abril de 2013

De la intolerancia


 !!!! Empiecen a matar cubanos comunistas en las calles de Caracas, y ya verán como termina eso: con la soberanía recuperada, carajo !!! 

La frase viene de un comentario que ayer leí en Facebok, relacionado obviamente a las elecciones venezolanas.

Es una frase horrenda, tremebunda. Es, en esencia, un llamado a la masacre, al linchamiento, a la barbarie. Y no es que no haya yo visto antes frases altisonantes.

Hace unos dias, por ejemplo, leía a un venezolano que llamaba a votar por Capriles y a limpiarse el culo con la bandera cubana. Tampoco, dicho sea de paso, es particularmente impactante ese denigrante destino de nuestra bandera; había yo leído, hace ya algún tiempo, que el bloguero-fotógrafo-escritor Orlando Luis Pardo Lazo se había masturbado con la bandera cubana, o había eyaculado sobre ella, o se había limpiado el glande con ella, no recuerdo exactamente.

Sin embargo, a pesar de lo inverosímil e irracional que puede ser, y es, el mundo en que vivimos, no puedo dejar de lado esta frase que me ocupa, porque tiene matices que, a pesar de obvios, vale la pena comentar.

Los cubanos que están en Venezuela, en su inmensa mayoría, no son comunistas, ni se mueven por intereses ideológicos. Son sólo personas que están allí para ganar un poco de dinero que les permita mejorar sus vidas. Es decir, el mismo propósito de los cubanos que emigran a los Estados Unidos, o a cualquier otro país.

Yo no sé si la señora Ileana Fuentes, autora de la tenebrosa frase, nació en los Estados Unidos, o si la trajeron sus padres, o si llegó en balsa pero, de lo que sí estoy seguro, es que también está aquí por ese mismo propósito y, por supuesto, a salvo de linchamientos y turbas.

Hay también en Venezuela, claro está, cubanos socialistas o comunistas o castristas o ultraizquierdistas. Yo tengo un sobrino que simpatiza con el proyecto político de los Castros y de Chávez; de hecho también ha estado, en su momento, “en las calles de Caracas”.Yo no colmulgo con sus ideas, las encuentro, por decir algo leve, ridículas. Pero no lo quiero asesinado, de hecho lo quiero mucho.

Tampoco, dicho sea de paso, comparto la filosofía de mi padre, católico furibundo, pues no creo en Dios ni vírgenes ni santos. Rechazo, además, las ideas de la extrema derecha, o la de la extrema izquierda, o el fundamentalismo en general, o el estilo de los vegetarianos, o la complicada vida de los judíos.

Pero nunca se me ocurriría pensar que lo mejor para mis preferencias filosóficas o ideológicas sería exterminar a los que piensan diferente.

La señora Fuentes, que según su perfil en FB es consejera cultural en el Museo Cubano en Miami, y graduada de la Fordham University , institución de raíces católicas y vocación jesuita, se ha alineado, sin proponérselo (o al menos, eso supongo) con la historia de la intolerancia.

Se ha hecho eco de un llamado a la violencia, al exterminio, que pudo haber sido hecho por inquisidores de la Edad Media, ideólogos hitlerianos, el KKK, Posada Carriles, Pol Pot o los europeos que aniquilaron civilizaciones en las Américas.

Es, en fin, una frase triste, una idea terrible, y es algo con lo que los cubanos tendrán que lidiar en la Cuba que viene, con malas ideas, con extremismos.

Y con personas, y tengo la esperanza que sean pocas, como Ileana Fuentes.

lunes, 15 de abril de 2013

Atrincheramientos


La pasión de algunos cubanos con referencia al proceso electoral venezolano es curiosa.

Entre los cubanos de afuera, por razones ideológicas y de simpatía política, el candidato era Capriles.

Entre los cubanos de adentro, por adoctrinamineto y cuestión de supervivencia, el candidato era Maduro.

Y de acuerdo a lo que se observa, la vida sigue demostrando que aquello de “Trincheras de ideas valen más que trincheras de piedra”, es una paja mental.

Petróleo y comida, que es el nuevo pan y circo, es la frase del momento.

martes, 9 de abril de 2013

Las edades, las que se van


Las épocas tienen signos.

Los Beatles, la masa cárnica, los hippies, Elvis, Viet Nam, Che Guevara, Beegees, la guachipupa, Para Bailar, la Mesa Redonda, “Heridas”, por Ania Linares, las pizzas de La Piragua, Silvio (cuando era una esperanza), nos fuimos a estudiar a los ex-socialistas, el pelo largo, las camisas con pinzas, Nocturno, “100 años de soledad”, y la jodida omnipresencia de Fidel.

Queen, Van Van, Crosby, Still and Nash, y otro montón de gente, son atemporales, por tanto no van en esa mi breve lista.

La lista de mi madre sería indudablemente diferente pero, si de algo estoy seguro, es de que en el primer lugar estaría Sarita Montiel.

Debo admitir que no me gustaba la música ni el estilo de Sarita Montiel; eso es lo que ahora llaman “gustos adquiridos”, y yo no tuve esa oportunidad. Pero mi madre sí la adoraba, ya yo había escrito algo sobre eso, y mi madre era probablemente la fan número uno de Sarita Montiel.

Sara Montiel murió ayer, en desafortunada coincidencia con Margaret Thatcher. Y por ese azar la Montiel, diva y señora de los escenarios, fue relegada, quizás por primera vez, a un segundo plano.

No sé si mi madre tenía una idea clara de quién era Margaret Thatcher, y no creo que le importara mucho tampoco. Pero sé que, si no se hubiera apresurado a dejarnos hace poco mas de un año, en el día de reyes, hoy estuviera escuchando a la Montiel, arrimada a ese signo de su época.

Y seguiría sin importarle la Thatcher, aunque esta esté en primera plana.

miércoles, 3 de abril de 2013

Mis primeras veces



De mi primera vez con un celular en mi mano, y de aquella mi primera conversación, sólo recuerdo que era un teléfono enorme, y que íbamos en un carro por el Malecón, en un día precioso. No recuerdo siquiera la fecha, ni con quién hablé, pero tiene que haber sido entre 1995 y 1997.

Sin embargo, recuerdo bien el primer celular que tuve, cuando, y por qué lo compré. Fue un Nokia, bastante grande, al que sólo le duraba la batería para unos 20 minutos de conversación.

Lo compré en México, en 1998, y lo compré con un plan que se llamaba “El que llama paga”. Resulta que entonces mi gente en Cuba me llamaba “por cobrar” y el conflicto resultaba en llamadas ilimitadas y gratis. De hecho, ese teléfono lo tuve por poco tiempo y enseguida lo sustituí por otro, también Nokia, al que la batería le alcanzaba para algo más de un par de horas de conversación.

Desde entonces, pues ha llovido. Los aparatos actuales, pues traen teléfono incluído, porque en realidad su propósito principal es la conectividad con Internet.

Pero la pregunta que aun no respondo, la que a cada rato sale en las conversaciones, es: ¿cómo podíamos vivir sin estas cosas?

New York state of stereotypes

En Nueva York todo es ocre, negro o de algún tono de gris. Las casas, la ropa invernal, los carros. Ayer vi un carro color azul celeste y me asombré de asombrarme.

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Para armar la nueva bicicleta de mi hijo me puse un suéter, de los que tienen capucha, y me calé una gorra que tenía la inscripción AC/DC en la parte frontal. Hacía algo de frio, un poco de viento, y entonces me puse la capucha por encima de la gorra. Llegó un amigo y me dijo, “Coño, pareces un latino...”

De pronto, no supe que responder, pues no estoy seguro si los latinos de por acá escuchan a AC/DC...

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Esperaba, sentado en mi carro, a mi padre que estaba en la óptica.

Se estaciona a mi lado un flamante Jaguar rojo, modelo XJ V6, dos personas venían adentro. Carrazo, pensé, 70,000 dólares por lo menos, especulaba yo mientras observaba al pasajero que se estaba bajando del carro.

Era un negro joven, calzando unos tenis enormes, oscuros, adornados con motivos plateados. Vestía unos jeans baggy, cuya cintura estaba por debajo de las nalgas, dejando ver unos calzoncillos Calvin Klein. Un suéter rojo con capucha y una gorra tipo hip hop, con la visera ladeada, completaban el atuendo.

Casi inmediatamente se bajó el chofer del carro, también un joven negro, y en atuendo muy similar al primero. Me miraron brevemente y echaron a caminar, con un andar bamboleante, hacia un deli cercano.

La pelea contra los estereotipos es dura, muy dura, pensé mientras manejaba de regreso a mi casa.

martes, 2 de abril de 2013

Desertar, palabra que languidece

Leía esta noticia sobre unos bailarines cubanos que viajaron a México y de allí cruzaron la frontera a los Estados Unidos.

Y la noticia les llama desertores.

A ver:

Si (casi todos) los cubanos ya pueden salir del país libremente, y andar por ahí durante dos años antes de volver al corral, ¿de qué deserción estamos hablando aquí?

¿Cuándo los cubanos serán simples emigrantes o viajeros, o visitantes, cuando desaparezca la Ley de Ajuste, cuando desaparezca el límite de los dos años para volver a Cuba?

¿O cuando los periodistas dejen de escribir titulares amarillistas?

lunes, 1 de abril de 2013

Danzando en rojo


Es curioso lo que logran los que tienen tiempo para perder y que, además, dominan el mercado de la información. Tómese, por ejemplo, el baile, o danza, irlandesa.

Esta consiste, en esencia, en dar cortos brincos, manteniendo los brazos inmóviles, pegados al cuerpo, y la vista fija, mirando al frente. Y ya.

Aun así, hay campeonatos dedicados a esta danza, obras en Broadway y, por supuesto, hay un cuerpo de baile en cada escuela.

Y no es que me queje, la verdad, que no se malinterprete porque, si hay algo que se debe admirar en las danzas irlandesas, son esas pelirrojas sensuales y espectaculares, que en el trópico no se dan...

A la vera del lunes


Tómen distancia.

Era esa una instrucción que recibíamos a diario en la escuela, cuando estábamos formados en filas, organizados por grupos, ordenados a veces hasta por la estatura. 

Sepárense, aléjense, tomen distancia, era el mantra, y no entendía yo para qué era necesario hacerlo, en un país donde la proximidad corporal era (es) lo cotidiano y normal...

Pero ya no parece una mala idea tomar distancia, se me ocurre en estos días. Y es que está uno inmerso, impregnado, empapado de lo que se lee en las redes sociales y, de repente, se siente una suerte de asfixia con el brete y la viscosidad. Pero, que bueno, con sólo alejarse se recobra la perspectiva correcta. Y el aliento.

Puestos a leer, las redes sociales a veces parecen vecindario (y bien que lo son), o vecindad, donde, y no hay que asombrarse, se ventilan las mismas miserias que en el mundo real.

Como en conflicto solariego, hay audiencia. Y como en todo conflicto, hay aliados y adversarios. Pero he aqui, por supuesto, que hay algunas diferencias, ademas de la obvia, entre la bofetada virtual y la física. Una de ellas, por ejemplo, es que, en las múltiples rencillas e incruentos duelos, hay quien se toma su tiempo (a veces) para redactar (a veces) una provocación, o una respuesta a la misma, eso sí, con harta clase, finura e ingenio. O, al menos, esa parece ser la intención.

Nada de “te vas al coño´e tu madre”, que eso no se usa aquí: mejor unos floridos párrafos que parecen inspirados en poemas de Buesa.

Sigue leyendo uno por otro lado y se tropieza entonces con la autoadoración. Algunos se autoadoran, se acarician, se azotan la mocita. Adoran, entonces, escucharse o, para el caso, leerse a sí mismos (mirarse el ombligo, creo que es la frase de moda). Pareciera como si se masturbaran una y otra vez sin cambiar de fantasía. Aburrido, diría yo, lo de la masturbación, y todo lo otro también, por supuesto.

Y hay otros que escriben sin ton ni son, lo que se les ocurre, lo que va cayendo, desvaríos, tonterías, y cosas sueltas. Como ésta, por ejemplo, a la que le he dedicado un tiempo valioso (para mí) de esta preciosa mañana de mi precaria vida, tiempo que, por supuesto, ya no recuperaré.

En fin, es lunes, el día jodido por excelencia, buen día para tomar distancia. Y mañana, pues mañana es martes, y será entonces día de regresar a la sociedad, a la de las redes, claro, porque de ésta, de la de aquí afuera, no hay quien tome distancia...