Ayer recibí un documento que me envió mi banco en son de buena gente. En él se describe mi estado de crédito, con pelos y señales, con estadísticas, consejos y gráficas.
Yo desconfío de las estadísticas, o más bien de quién las usa y del uso que se les da. Tal es así que si una persona se come un pollo y yo no me como ninguno, pues estadísticamente los dos nos comimos medio pollo. O el caso de que la economía cubana creció un flamante 8% mientras que la de USA aumentó solamente un paupérrimo 1.8%.
Pero las estadísticas tienen el poder de hacer soñar. A mí, por ejemplo, las cifras que me trajo el documento me ponen contento, si dejo salir al soñador, y me dejan indiferente si suelto al escéptico. Tal es el caso que, según los números, mi crédito es tan bueno como el del 50% de los estadounidenses, lo cual (según el soñador) es un buen logro para quien lleva apenas tres años en el país. O es una mierda, dice el escéptico, si en ese 50% se incluyen los que no están en edad laboral; además, dice el reporte que mi crédito es solamente bueno, todavía no llega a ser muy bueno y definitivamente no es excelente.
Y en este país la regla es que si tienes crédito entonces existes.
La buena noticia es que me dieron unos consejos para mejorar mis números como, por ejemplo, ganar más dinero para demostrar que no vivo al día o esperar a que las tarjetas de crédito y cuentas bancarias tengan más antigüedad. Dice, textualmente, que unos 40 años son más que suficientes para que la cuenta adquiera el linaje requerido.
¿Cómo era aquello de aprieta el no-se-qué y dale a los pedales?
Está bueno lo de las estadísticas, has derrumbado la mitad de la forma en que siempre pienso las cosas por desviación profesional.
ResponderEliminarEntre éste y tu post anterior sobre el retiro, presiento que tendrás una muy buena vejez, lo cual no es poca cosa: no serás carga para tus hijos y podrás disfrutar ese momento; que, según mi madre, es la mejor etapa de su vida porque hace lo que le da la gana
Charl, pues no era mi intención minimizar las estadísticas, al contrario, son utilísimas. Fíjate, no es lo mismo decir "Mi salario aumentó en dos dólares por hora" que "Mi salario aumentó en un 10%" Indiscutiblemente el segundo te hace sentir mejor.
ResponderEliminarPor otra parte, pues quisiera pensar como tú pero... faltan datos en mi historia. Cuando uno llega a este país, como lo hice yo hace tres años, te resetean. Todo lo que hiciste y fuiste aqui no vale. Si tienes un título tienes que revalidarlo y no es lo mismo una ingeniería o doctorado obtenido en el Tercer Mundo que los títulos de acá. Y luego está el bendito crédito, el cual tienes que empezar a construir desde cero, aunque hayas tenido en otros países jugosas tarjetas de crédito. En fin, casi que naces otra vez porque hasta que no tengas número de seguridad social aqui, no existes.
Y en cuanto a los datos que faltan en mi historia: yo tengo 47 años, aunque mi mente deambule en mis 20. No me quejo de lo que me ha tocado (entre otros porque yo lo elegí así) pero estoy conciente de lo que me espera y de hasta donde puedo llegar.
Por esas razones, esos plazos de 25 años me ponen los pelos de punta... pero seguimos dandole a los pedales.
jajajajaja, es verdad que lo del 10% suena mucho mejor
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