miércoles, 14 de enero de 2015

Cubano bueno, cubano malo

Este trabajo del Sentinel Sun, llamado “Plundering America: the Cuban criminal pipeline”, trata sobre la delincuencia cubana en los Estados Unidos, su interacción con Cuba, y los beneficios que como inmigrantes reciben los cubanos. El texto, pues vincula las tres cosas: las mezcla, lo recalca, lo repite, una y otra vez, en tono de reproche, algo que suena así como “mira que buenos somos, y que malos Ustedes”

Y eso que nada dice de que en Miami es posible instalar TV por cable, Internet, eludir el pago de la electricidad, comprar gomas para carro o pasar inspecciones del Departamento de Vivienda, y todo “por la izquierda”. Y que los clientes de esos “servicios” son cubanos, que no son delincuentes, pero que mantienen la atrofiada mentalidad insular de que hay que “resolver” para salir adelante en el día a día.

El Sun Sentinel pudiera haber escrito algo similar sobre los rusos y su mafia omnipresente, o sobre los albaneses y su mafia hermética, o sobre las bandas centroamericanas, o sobre la silenciosa invasión china, encabezada por hijos de aparatchikis y el capital que han amasado.

Pero escribió sobre los estafadores y los ladrones cubanos en el exilio. Y estas cosas, por muy bien escritas que estén, siempre dejan mal gusto. Reflejan una realidad, pero son inevitablemente sesgadas. Hablan de una pequeña fracción de porciento de una comunidad, pero la contaminan completa.

Sin embargo, está bien que se diga.

La nación cubana en el exilio tiene una tarea pendiente en reconstruirse como grupo exitoso y deseable. Hoy, estamos lejos de serlo. Lo que publica el Sentinel Sun nos lo recuerda de cierta forma.

A la salida del edificio de Inmigración, donde nos retuvieron por unas horas cuando pedimos asilo en la frontera de los Estados Unidos, y mientras esperábamos un taxi, le dije a mi esposa: “Y ni siquiera nos preguntaron qué hacíamos, que haremos, si somos obreros o científicos, o qué pensamos hacer por el bien de este país. Sólo nos dijeron bienvenidos a los Estados Unidos, y buena suerte”

Así es de enorme el privilegio que tenemos los cubanos. Y esa generosidad merece algo mejor de lo que hoy, como nación exiliada, entregamos.

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