lunes, 19 de enero de 2015

Recomendación

Ayer hablaba con alguien que conoce muy bien la Cuba contemporánea, sus diarreas y estreñimientos, y sobre todo, a los dinosaurios. Y conoce todo eso mucho mejor que yo. Por eso lo escuché con atención, y me decía, sorprendido por mi entusiasmo, que por qué yo pensaba que el gobierno de Cuba iba a hacer alguna concesión política importante, como permitir pluripartidismo, por ejemplo. Que le dijera una sola razón, una sola.

Que si no la había hecho, la concesión, el gobierno de Cuba, en las pasadas décadas, cuando esa gente -palabras de él- tenía margen y posibilidades amplias de ganar hasta una elección libre, ¿por qué pinga la iban a hacer ahora, al final de la carrera biológica, que por cierto, ya ganaron?

¿Ahora, inclusive, que hasta los Estados Unidos le está aflojando la mano?

Mira, que a no ser que en las negociaciones se pactaran cosas aún secretas, tremebundas, y poco probables, como una transición blanda, o un golpe de estado de terciopelo, o algo así, no iba a pasar ni cojones.

Más o menos así fueron sus palabras. Y hay que disculparlo, pues es muy florido en su lenguaje.

Y hago el cuento para que se pongan a trabajar, a ganar dinero, a pagar sus deudas, a disfrutar a su familia y sus fines de semanas, que es a todo lo que más o menos podemos aspirar en nuestra vida biológica...

En serio.

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