lunes, 17 de febrero de 2014

Duele Venezuela

Los detalles del conflicto venezolano, de pronto, parecen poco creíbles.

Fotos truculentas, historias que no se pueden verificar. Todo ello, sólo una consecuencia más de un conflicto que estremece una sociedad quebrantada por pésimos gobernantes, y una oposición con escaso talento.

Pero no hay que perder el rumbo, o tratar de hacérselo perder a otros, y escribir que si las fotos, o que si las manipulaciones, cuando lo realmente importante está a la vista:

Un país en plena crisis social, política y económica.

Estudiantes (Que vivan los estudiantes/ Jardín de nuestra alegría / Son aves que no se asustan / De animal ni policía) que se manifiestan masivamente. Y que incendian carros, y apedrean edificios.

Un gobierno que llama fascistas a los ciudadanos que se le oponen. Y que les dispara, golpea y reprime con violencia.

Aliados que se hacen eco de la infamia. El gobierno cubano, y sus voceros y esbirros, a la cabeza de ellos.

Y la prensa cubana, qué horror, escribiendo páginas, notas y posts de ignominia.

O Silvio Rodríguez, residuo fétido del que alguna vez pudo ser uno de esos muchachos venezolanos, que le ha cantado y canta a los estudiantes en Chile y Argentina, y a toda la izquierdosidad latinoamericana, pero que se une presuroso a los que llaman fascistas a los estudiantes de Venezuela.

Hora de tristeza y gloria para los venezolanos.

Hora de vergüenza, más vergüenza, para el gobierno cubano.

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