lunes, 9 de diciembre de 2013

Nevando

Nieve, y el viento que sopla del norte arremolina la nevada, enloquecida en la luz amarillenta de las farolas.

Hay tanta soledad en la playa que dan deseos de quedarse aquí, como si fuera la madrugada de otros tiempos.

Esta noche el Atlántico Norte se ve casi elegante, de gris y blanco. Saboreo el aire helado, recién llegado a esta, la costa final, y miro al Sur, tratando en vano de imaginar, allá abajo, la noche habanera, de calor terrible y humedad espesa.




Pero los copos que llaman con suavidad en mi espalda no me dejan ir hasta allá.

Regreso entonces al norte, empujando al viento que se empeña en seguir su tonto viaje al agua negra y helada.

Regreso, hasta la próxima vez.


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