lunes, 18 de marzo de 2013

Yoani en la batalla


He estado siguiendo con interés el periplo de Yoani Sánchez, y varias cosas son notables.

La primera, es que la atención que ha logrado YS en algunos medios de prensa y, por supuesto, entre los cubanos exiliados, ha ido creciendo cada vez más, y ya es enorme. No deja indiferente a nadie, y eso es magnífico.

La ecuanimidad de Yoani Sánchez, y su capacidad para demoler con frases sencillas y cortas, es asombrosa. Pobre de Reinaldo Escobar cuando tiene que discutir con ella.

Muchos de los que la querían quemar con leña verde después de sus declaraciones en Brasil, hoy la reverencian. Rectificar es de sabios.

En las fotos que se toma con admiradores y amigos se le nota algo de agotamiento. Su expresión, por lo general, es seria, reconcentrada, casi aburrida, y contrasta con el natural entusiasmo y expresión sonrientes de los que la rodean. Ojalá que no deje de disfrutar lo que está haciendo.

Definitivamente su apuesta por la era digital y las redes sociales, junto con su discurso sencillo y fresco y, por supuesto, su inteligencia e ingenio, están dando excelentes dividendos. En cierta forma, ha rescatado a la disidencia cubana.

Y su cuidadosamente diseñada imagen descuidada, casi sesentera, se ha convertido en algo fácil de identificar, ya casi simbólico. Buen marketing.

Una amiga me decía al principio de la gira de YS  que iba a ser difícil que ésta se mantuviera en las noticias, que una noticia no duraba mas de tres dias. Y claro que tenía y tiene razón. Lo que sucede es que Yoani resurge cada un par de días, y de nuevo gana espacio para otros tres días.

Suerte para ella, que, sin saberlo nos está devolviendo el orgullo a muchos.

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