Periodismo de Barrio quiso hacer
periodismo alternativo, de vanguardia, diferente, en Cuba, e intentó,
sobre todo, no buscarse problemas.
En ese empeño, ya en sus inicios
declaraba su fidelidad "al Socialismo como proyecto
emancipatorio", deslindándose así de disidencias, oposiciones,
dejando claro cuál sería el tono de su tinta. Lo de ellos, pues,
periodismo independiente, no oficial, manso.
Y así fue que PdB pensó que bastaría
un "te seré fiel" para sobrevivir al hedor de la bestia.
No tardo mucho y les gruñeron
advertencias; brillaron, desde infames blogs y aun peores libelos,
los dientecillos de los escribas, pero, ¿qué temer? Al cabo ellos,
jovenes periodistas, arropados en ética, estética, el artículo 53
de la Constitución de la República de Cuba, y apoliticidad, no
marchaban con Damas de Blanco ni comulgaban con extrañas finanzas;
publicaron entonces historias de la desidia, el drama de algunos de
los más jodidos, pero evitaron explícitamente los dedos acusadores,
los Vivas, los Abajos, y escribir la palabra derechos con mayúscula.
Estaban a salvo.
Y se equivocaron tanto que terminaron
nueve jovenes periodistas de PdB en los calabozos de Guantánamo,
tan solo por andar haciendo preguntas en la Baracoa destrozada por el
huracán Matthew.
Hace ya mucho tiempo que la Revolución
es revolución.
Dejó de girar. Se hizo menor,
obsoleta, seboruco impuesto, colgado al cuello de la nación cubana.
De galope glamoroso pasó a trote
aburrido y, ahora repta, angustiosa. Ha dejado en el trayecto todos
los afeites, un rastro de las lentejuelas que encandilaron a propios
y ajenos, los jirones de piel verdeolivo y, en estos finales, se disfraza con guayaberas blancas.
Pero, anciana déspota, no permite
impertinencias. Abofetea con presteza al que se solivianta; castiga,
reprime, patea, encarcela a quien, a estas alturas, aun no entiende
que dentro de la revolución, todo; fuera de ella, los desobedientes.
¿Qué país es ese, qué bazofia de
gobierno puede ser el que le teme a las preguntas, y llena calabozos
no solo con sus némesis sino hasta con sus fieles?
Periodismo de Barrio no es ni será un
medio político de oposición, ni prensa que fustigue al desgobierno
cubano. Vamos, ni siquiera escribirá alguna vez acerca de los causas
y hechos fundamentales que mantienen postrada a Cuba.
Pero eso, visto está, no será
garantía de nada. Griten o susurren, el Miedo y la bota ya les
derribaron la puerta.
Y entiendan de una vez que no es la
revolución la que los acosa: es la involución, idiotas.
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