Estaban a la entrada del mall.
La mirada ansiosa que tenían y el que lo propusieran indiscriminadamente, sin distinción de edades ni sexo, debió haber activado al menos un foquito ámbar en la parte de atrás de mi cabeza, pero... pocos se resisten a que te digan que tu hijo se ve especial, que tiene todo para ser un modelo a fotografiar para revistas y eso. Y sólo pedían tu nombre y teléfono, nada grave, asi que accedimos y nos olvidamos. Pero ellos a nosotros no.
Antes de dos días alguien llamó a mi esposa y le propuso una cita para un casting, palabreja maldita, y ya veíamos al chama anunciando ropa de niño o juguetes, oye, ahí está el dinero de su universidad, que maravilla y para allá fuimos el sábado, orondos y vestidos de salir.
El lugar, atestado de personas diríase de bajo nivel socioeconómico: hispanos, negros, asiáticos tipo Bangla Desh y apenas una pareja de blancos americanos. Segundo motivo para focos, que permanecieron apagados también en esta ocasión. Y en todas partes unos anuncios que debía haber leido... pero no lo hice. Después de una espera prolongada, nos atendió un hispano con un acento horrendo que me decía papi y a mi esposa mami. Con tono aburrido, nos dió una charla aprendida de memoria sobre la gran oportunidad que teníamos por delante y sacó unos catálogos de supuestos talentos que aquel lugar había descubierto y lanzado al estrellato y en fin, por 500 dólares le hacemos una ficha con fotos profesionales y yo que 500, ´tas loco y él, bueno los dejo un momento para que conversen, y mi esposa y yo llegamos a la conclusión que era demasiado dinero por algo (y ya un foco comenzó a iluminarse, pero lentamente) medio raro y en eso reapareció Papito y que no, no vamos en esa y él que como, espere, por favor déjeme hablar con mi jefe a ver que puedo hacer y llamó a alguien e hizo un paripé de negociación y que le autorizó a bajar el precio, miren, de manera excepcional, pues él no hace eso nunca, lo dejamos en 399. Y ya para ese entonces uno de los focos estaba a millón pero a mi esposa le brillaban los ojos de orgullo por la idea del niño estrella y a pesar de que le señalé las cámaras que nos filmaban desde dos ángulos y los micrófonos que no se veían, pero que seguro trasmitieron toda la deliberación que supuestamente tuvimos en privado, nada, 399, y ¡ay!, firmamos unos papeles, y una maquillista le arregló dos mechones a mi niño y un impaciente fotógrafo le tomó decenas de fotos en interiores y exteriores.
Regresamos a la semana siguiente y, después de otra tremenda espera, nos metieron en un cubículo para que viéramos la fotos, claro que muy bien tomadas, profesionales, y mi esposa en el séptimo cielo y ascendiendo y de alli pasamos con una señora con la que escogimos 4 fotos que serían incluídas en la ficha de nuestro futuro supermodelo y, bueno, por 2 meses en nuestra página web son 700 dólares y 50 si quieren copias de las fotos y todos los focos se dispararon en rojo más mi presión arterial y el batacazo al darme cuenta de que habíamos sido estafados de forma legal, pues los anuncios que nunca leí decían que aquello no era una agencia de modelaje ni promocionaba ni un carajo, que sólo hacían exactamente lo que hicieron: tomarte unas fotos y proponerte una estancia pagada y limitada en su página web. Y todavía la mujer puso mala cara cuando le dijimos que de eso nada, que hasta ahi llegábamos, y que se diera por satisfecha por habernos tumbado 400 dólares.
Salimos de allí callados, con la humillación que produce la burla, la estafa, y yo con ganas de coger a alguien por el cuello. “¿Y si por lo menos recuperamos las fotos? Estaban tan lindas...”, dijo al fin mi esposa.
Yo sólo la miré....
PD: Eso nos pasó hace casi dos años pero, por si acaso, la compañía de pícaros que vive de los bobos se llama
New Faces . Ojo con ellos...