lunes, 23 de junio de 2014

Pseudónimos, nombres propios, y el represor latente

Esta mañana la curiosidad me hizo hacer una simple pregunta: ¿Quién financia a CAFE?

No tengo aún la respuesta, pero sí tengo ya una conminación, reiterada, a revelar mi nombre real, y a acompañarla con una foto de mi cara.

Bueno, no me voy a extender en el argumento de mi pseudonimato. Es, entre otras cosas, cosa del libre albedrío.

Pero debo decir que, a la usanza del hábito que no hace monje, el nombre no hace idea. Se leen y se escuchan tonos y cosas que, la verdad, merecen piadosos pseudónimos.

En fin, una conversación sobre café, que terminó en agua de borrajas.

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