miércoles, 11 de junio de 2014

Dialécticamente dicho, unidad y lucha de contrarios

Desde que la Humanidad se bajó de los árboles y echó a andar, siempre han estado los jovenes; soñadores, frescos, impetuosos, sintiendo el mundo a sus pies, y dispuestos a cambiarlo, preguntándose cómo es posible que a alguien no se le hubiera ocurrido antes.

Y a su lado, observando, siempre han estado también los otros, los adultos; repletos de experiencia, conservadores y cínicos, sonriendo excépticos, y diciendo que ya las cosas no son lo que eran.

Y sólo así puede funcionar este mundo, con unos empujando sin mirar, y otros mirando sin empujar.

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