Hay cosas que por
cotidianas dejan de llamar la atención. Las decenas de muertos en
explosiones, incendios, terremotos o inundaciones, por ejemplo, son tan frecuentes
que ya casi no son noticia. O los políticos y sus malabarismos. O
el calentamiento global.
O las cartas abiertas.
No sé a quién se le
ocurrió ese término, ni cuando se puso de moda, pero ya nadie pega
el sobre: todo el mndo escribe cartas abiertas.Y esas cartas
públicas, que por lo general son arengas, declaraciones de
principios, reclamaciones, acusaciones o pataletas, son esencialmente aburridas.
A ver cuando van a empezar
a dejar sus cartas en sobres abiertos los amantes furtivos, los que temen
nombrar a sus fantasmas, los pajusos y los soñadores, a ver si de
una buena vez comenzamos a ser entretenidos...
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