El viernes me fui a pelar al lugar donde habitualmente voy, una barbería dominicana donde hay que hablar a gritos para poder superar el volumen de la música.
Mi barbero, un mulato fornido y amable, con el pelo estirado a lo James Brown y un acento que pasa por santiaguero donde quiera que lo tiren, me explicaba que él le expuso a su casero, que vive en la planta baja de la casa donde mi barbero ocupa la planta superior, sus requerimientos para aceptar vivir alli: que él, mi barbero, necesita la música a todo meter, eso es lo suyo, sin miseria, bulla de la buena, porque él tiene muchos amigos y a veces los coge la madrugada tomando una cervecita y, por supuesto, escuchando música. “Oye, y él no se queja, y eso que el bum bum bum etá fuelte. Y nadie llama a la policía...”, me dijo con sonrisa pícara.
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Mis sobrinos se fueron a pasar la Navidad en Miami.
Ellos llevan viviendo unos seis años en USA, de ellos 3 en Miami y otros 3 en NY. Son muchachos jovenes, de la era regetón, cuyo sumum de la diversión en Cuba era poder ir a una disco o bar a beber Cristal y bailar regetón.
Y han regresado impresionados por lo que vieron allende en el sur. “...y las ves con el mismo shorcito, la misma licra, el mismo tope y las chancletas, por la calle, y los tipos gritando y con la misma chusmería que en Cuba, da pena eso...”, me decían y yo no pude menos que recibir con una mezcla de asombro y satisfacción la buena nueva de que mis sobrinos se han ido puliendo a fuerza de inviernos crudos y american way of life. Ya son capaces de ver el juego desde afuera y darse cuenta de que no es nada bueno lo que están viendo.
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Ayer escuchaba en el radio una conversación donde se analizaba la incomodidad que hay en ciertos grupos por la clasificación étnica, cultural o racial y la relación directa que se establece entre estos y los grados de pobreza, marginalidad, educación, delincuencia, etc, que si eso es racismo, que si es discriminación, que si esto y aquello, pero el punto final lo puso uno de los panelistas, cuando en tono suave y conciliador dijo: “Pero es un hecho ¿O acaso hay quien pueda negar que esa es la realidad?
Acá, por razones climáticas obvias, no tenemos el fenómeno de los shortsitos y los bajichupas. En cambio nos está invadiendo esto, que es la misma mierda, sólo que anglobalbuceante.
ResponderEliminarhttp://www.youtube.com/watch?v=A-QKqcYuj60
Tu sabes que aqui le ponen mote a todos. Obviamente a estos los ponen como descendientes de italianos. No estoy seguro si califican para white trash, pero de seguro es de lo mas idiota que se trasmite en la TV... y hay quien los sigue.
ResponderEliminarComo basura clasifican, eso seguro. Lo del color es lo menos.
ResponderEliminarayer chateaba con una amiga en Cuba y me decía que estaba preocupadísima por el hijo, que es un adolescente, por cómo había cambiado y bla, bla, bla. Su trauma es la universidad que parece que acceder a ella hoy es un problemazo y según me dice, mantenerse en una ingeniería también. Y me cuenta que el chico anda cada día más banal, preocupado por la pacotilla, sin leerse un libro y etc. Ella y el marido son bastante sencillos y como él es pintor, el chico se crío en ese ambiente. Peor el medio, querido, es el medio y bueno la adolescencia también aporta lo suyo
ResponderEliminarVoy a lo que me toca.. la narco-cultura y el narco-corrido. Al lado de eso, el chupichupi y las licras de Miami son taaaannn lindos.
ResponderEliminarY lo de la Isla es solamente una reaccion a la saturacion que han/hemos recibido. Nosotros seguimos las noticias y los chamas quieren mirar pa' otro lado. La antropologia, que es una ciencia exacta, o casi..