viernes, 17 de diciembre de 2010

La persistencia de la memoria

Hay cosas importantes que no recuerdo; hay otras desagradables que no logro olvidar. Caprichosa que es mi memoria. Tal es así, que cada 17 de diciembre me acuerdo de lo mismo: el tipo alto, bien parecido, preferido de las damas (aquí me permito algo de amarillenta envidia, pero que hacer, uno es humano), que nos contaba, con un pedante aire de persona ocupada y responsable, como fue elegido para estar en el cordón que vigilaría a los peregrinos en camino hacia El Rincón. “Para que no pase nada raro, tú sabes, siempre hay un comemierda por ahí…”

Hoy lo van a extrañar en el cordón y muchas damas estarán pesarosas (y dale con la envidia). El hombre trabaja casi 12 horas diarias, inclusive los sábados, y no hay tiempo para más.

Y es que es difícil ganar lo suficiente para mantener a una familia en Miami.

PD: Ache para todo el mundo, para mi gente y para mi.  Y para él y su familia también, que todos tenemos derecho a una segunda oportunidad.

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