sábado, 28 de marzo de 2015

Cómo se sabe que es sábado otra vez

Estoy en la sala, tomando un café, leyendo, o escribiendo, inquilino de la frágil burbuja de silencio y paz de la hora. Mi hijo sale de su cuarto arrastrando una almohada; me saluda, me da un beso, y se va a mi habitación a acostarse en la cama con la madre que duerme.

45 segundos más tarde aparece otra vez.

“¿Qué pasó?”

“Mamá me botó del cuarto, dice que la deje dormir… ¿Puedo jugar Wii?”

Etcétera…

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