jueves, 25 de octubre de 2012

Los que regresan

y al volver la vista atrás...
 
Leía acerca de cuantos emigrantes cubanos retornan al país de forma definitiva, unos 1000 anualmente, se lee en la nota.

Me acordé entonces de la primera vez que leí algo sobre Yoani Sánchez, muchos años atrás, cuando aun no era la Yoani Sánchez. Fue en el blog de Arrebatus y era un escrito donde ella narraba sus razones para regresar a Cuba después de haber emigrado a Suiza por un tiempo.

Entonces me pareció inaudito que alguien quisiera regresar a vivir a Cuba después de haber tenido la oportunidad de emigrar. Mi asombro se originaba, por supuesto, en mi cómoda posición de alguien que había logrado encausar su vida en lo profesional y lo personal después de haber abandonado la Cuba de los años 90.

Y me pareció inaudito a pesar de que, por entonces, la nostalgia por lo cubano me asediaba.

Había comenzado a buscar lo que antes me parecía abominable, como la música tradicional cubana y los frijoles negros. Llevaba como un estandarte mi hablar de habanero, que a algunos mexicanos se les hacía simpático y a otros les parecía caricaturesco.

Tenía banderas cubanas, mapas de Cuba, las consabidas figuras artesanales de madera, posters con pinturas de clásicos cubanos y un cuadro kitsch del litoral habanero dominaba una pared del comedor de mi casa.

Paradójicamente, mis visitas a Cuba me provocaban, y me siguen provocando, tristeza, angustia, la desesperación de sentir lo mismo que hace 15 años; ver que, en esencia, nada cambia. Una de mis pesadillas recurrentes era (y sigue siendo) encontrarme de pronto caminando por una calle, muy parecida a la Calzada de Luyanó, y con la certeza de que estaba de regreso en Cuba, pero no de visita, sino definitivamente. 
 
Con el tiempo entonces comenzamos a ajustar los deseos: ya no era solamente el fantasma de Cuba como concepto de la patria perdida, sino la añoranza por una Cuba que aun no existe: yo quiero todo lo que tengo aquí, pero en una Cuba diferente, fue el nuevo credo.

Me había percatado también de que, una vez se abandona el país de orígen, y sin que importen el tiempo ni el lugar, siempre se es extranjero.

Pero un día, entonces, volvimos a emigrar, y nos fuimos a lo que actualmente es el destino migratorio por excelencia de los cubanos: los Estados Unidos de América. Y aun cuando en México percibíamos el llamado “choque cultural” entre lo cubano y lo mexicano, esa zona donde lo cuadrado no embona en lo circular y viceversa, esa circunstancia no nos preparó en lo más mínimo para lo que nos esperaba.

Racismo, guetos, lo del melting pot es un mito, desprecio rampante a los hispanos, el idioma tan ajeno, la comida es una mierda, el costo de la vida es astronómico, se vive para trabajar, personas con dos y hasta tres trabajos para poder sobrevivir, neurosis, paranoias, gente que habla sola mientras maneja o camina por la calle, el mercado de trabajo más competitivo del mundo, hay que pulirla, hilar fino, taladrar el pelo
 
Y entonces es cuando uno comienza a entender por qué hay quien, simplemente, no resiste ese embate y regresa a Cuba. 
 
Y puede que parezca un disparate regresar a Cuba buscando una mejor opción, pero no estoy en los zapatos de las personas que deciden hacerlo, no conozco sus razones. Y, definitivamente, no los juzgo.

Pero les deseo lo mejor, al cabo el objetivo supremo en la vida es ser feliz y la felicidad, como casi todo, es relativa.

...se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar.

5 comentarios:

  1. Excelente post!
    Demasiado cubanos para ser extranjeros y demasiado extranjeros para ser cubanos... esa es la desgracia del emigrante, pero ya que nos montamos en el mulo, pus a darle palos.

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  2. Y puede que hasta un Dia nos bajemos Del mulo. Tienemos que hablar un Dia de estos.

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  3. Yo debo estar bien spoiled porque nunca he querido regresar y mi pesadilla es que me encuentro en las calles de La Habana y que se me ha perdido el pasaporte yuma. A mí no me crean, pero he leído en algunos foros de compatriotas que es una pesadilla común.

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    1. La mia es que me bajo del carro y estoy en una calle de La Habana que no conozco. Cuando quiero regresar al carro , pues ya no está, y estoy atrapado en Cuba otra vez...

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