Y resulta que, ya cercanos a nuestro tercer año en el Norte revuelto, brutal y funcional, por fin encontramos tacos mexicanos.
A nosotros nos gusta una buena parte de la comida mexicana.Tacos, burritos, gorditas, enchiladas, pozoles, guisos, en fin, casi todo excepto el desagradable menudo y el nopal. Aquí hemos extrañado mucho toda esa comida y por recomendación hemos visitado, sin éxito, un par de lugares donde supuestamente había comida mexicana. Inclusive nos aventuramos en un lóbrego vecindario de Queens, en la avenida Roosevelt donde, si bien no encontramos lo que buscábamos, conocímos uno de los “guettos” hispanos de Nueva York.
Ya nos habíamos resignado a hacer nuestros propios tacos cuando, inesperadamente, este fin de semana, regresando de las inevitables compras semanales, lo vimos: una furgoneta convertida en expendio ambulante llamado Tacotitlán. Y en su costado los familiares letreros anunciando tacos de suadero, longaniza, cecina y carne asada. Muy, muy buenos y me zampé cuatro y mi esposa tres, con profusión de salsa picante. Y caros, por cierto, a tres dólares la pieza.
Y mientras esperaba mi turno un señor me entregó una tarjeta de negocios donde un par de mujeres semidesnudas aparecían en sensuales poses, junto a un número telefónico y una breve instrucción: Preguntar por Lalo. Con mi humor mejorado por la perspectiva de los tacos le dije al señor de las tarjetas que yo esperaba que Lalo no fuera una de las muchachas pero no me entendió el chiste, cosas del acento y sentido del humor.
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En sus incursiones diarias con mi hijo al parque mi esposa, simpática natural y diestra en relaciones públicas, ha conocido a otras madres y hasta se ha visitado con algunas.Una de ellas, española, vasca por mas señas, ha estado en nuestra casa. Agradable pero con una verborrea aguda, es capaz de hablar sobre cualquier cosa, sin detenerse, sin tomar respiro. Como se diría en mi tierra, no deja poner una.
En una de esas diatribas, y haciendo gala de una exquisita falta de tacto, comentaba que ella quiere que su hija, de dos años de edad, aprenda español, pero que lo hable con acento auténtico, vamos, español de España, porque esos acentos de Latino America, vamos, y mientras mi incomodidad aumentaba, pensando que Latinoamerica y la Madre Patria comparten casi el mismo número de Nóbel de Literatura y Premios Cervantes y que las películas dobladas al español “auténtico” me resultan insoportables y que South Park doblado al español castizo pierde toda su genialidad, la incontenible marea del monólogo siguió su curso y en eso la mujer se quejaba de que , imaginaos, estoy entrenando a mi hija para que haga pis en el orinal, pero no se lo quiero decir en español, porque mira que palabra tan fea, orinal y... “Tibor”, dijo mi esposa, y la avalancha se detuvo por un instante. “¿Qué has dicho?”, dijo la peninsular amiga, como asombrada de que alguien la interrumpiera. “Que le digas tibor, o bacinica o ...” Y entonces la amiga, recuperado ya el aliento, tomo impulso de nuevo y, “Pues no sé de ese tibor, pero el hecho es que...” y la escuchamos entonces despotricar por otro buen rato entre Eses y Zetas acerca de la inconveniencia de la palabra orinal.
Joder...
en 1. Los tacos son la maravilla hecha comida. A mi me costó acostumbrarme porque se me hacía merienda, por eso de comerlo con las manos. Con le tiempo y con la subida de peso, me di cuenta que no eran precisamente un tentempie. Aquí un amigo logró hacer unos suaderos. Ahora me despertaste el antojo y le voy a preguntar cómo se llama acá esa parte de la carne.
ResponderEliminarChico, los nopales son buenísimos con queso.
en2. Lo más lindo es que la hija de la vasca hablará como le de la gana.
Oye, y eso que no mencioné los tacos al Pastor... en cuanto al nopal, mira, yo soy muy carnívoro y el nopal es una cosa herbácea, casi como el brócoli. No puedo con ellos...
ResponderEliminarY tienes toda la razón, aunque la vasca se pare de cabeza la niña va a hablar como quiera.
por cierto, sabes con lo que sí no puedo: con esas patas avinagradas. no recuerdo bien el nombre, pero son medio rosadas y se comen con tostadas.
ResponderEliminarUn chile en nogada para ti a modo de saludos
Aaarg!!! Esos son los cueritos, los incluyo en las exclusiones!!!
ResponderEliminarY por supuesto, chiles en nogada, gracias. Pozole rojo, con crema, chicharrones, orégano y picantes para ti.
Que paciencia la tuya!!! Que modales!!! y no le has metido a la michelada? Una autentica delicia mexicana...
ResponderEliminarOye, michelada, claro, la cerveza sazonada, deliciosa. En Cuba algunas personas le ponen jugio de tomate a la cerveza y los mas osados le adicionan unas gotas de limón, pero la michelada es otro nivel, la verdad.
ResponderEliminarMe he reido mucho con esta entrada.
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