jueves, 21 de octubre de 2010

El señor que no sabía bailar


Ayer conocí al Hombre Viejo. Lo leí en un blog al cuál llegué a través de otro blog.

Lo que leí es el ejemplo antológico del hipercrítico ex-cubano, exiliado de cuerpo y mente, tan alejado de la Cuba Nación como cercano a opiniones que huelen a moho.

El escrito en cuestión trata acerca de Manolín el Médico de la Salsa y le da pie al autor para extenderse en consideraciones acerca de la más reciente camada de emigrantes cubanos.

No seré yo quién defienda a Manolín por opinar sandeces o a Silvio Rodriguez por haber pactado con la dictadura cubana. Tampoco me interesa defender las opiniones de Fabelo o de Lisandro Otero. Yo sólo disfruto lo que ellos ofrecen y pal carajo.

Lo que me irrita particularmente de este señor, de cuya existencia no estaba enterado y que al parecer es un periodista de origen cubano cuyo mayor mérito, según se puede leer en su Perfil, es haber sido entrevistado por algunas publicaciones norteamericanas, es que es el típico emigrante cubano que, al huir del comunismo cubano, renegó de su nación y de todo lo que de ella venga pero, sobre todo, de lo que llama pedante y pomposamente “la generación presqu’arrivé “.

Desgraciadamente hay muchos como este triste señor, personas que arrastradas por la miopía progresiva todo lo que aportan a una causa, la de los cubanos, es desunión y discordia, y que sólo alcanzan a discernir un “antes” y un “ahora” sin lograr ver que el “después” es de todos.

En fin, uno menos a quién leer.

3 comentarios:

  1. Por fortuna, todavía quedamos unos cuantos con visión caleidoscópica, y logramos ver lo bueno de allá, de acá y aún de lo que no conocemos. Nuestra es la Isla futura.

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  2. Yo aspiro a retirarme allá, si es que no se nos convierte en otro Pueto Rico, con un costo de vida como el de USA en un pais tercermundista...

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  3. Yo también. De hecho hemos comprado incluso una casa, y ahí esperamos pasar los largos inviernos nórdicos cuando nos jubilemos. Inshallah.

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