martes, 5 de octubre de 2010

C

El carbono, además de constituir la base de la vida y de la química orgánica, es probablemente el elemento más sorprendente y prolífico de la Tabla Periódica.

Resulta que el carbono puede formar nanoestructuras realmente únicas. Primeramente fueron descubiertos los nanotubos o “cilindros” de carbono, descubrimiento cuya autoría aun está en disputa.




Posteriormente, en 1996, el Premio Nobel  fue concedido por el descubrimiento de otra maravillosa estructura: los llamados fullerenos o “esferas” de carbono, el C60.

Por cierto, todas las creaciones tienen depredadores. Me tocó asistir a una conferencia donde un ponente especulaba acerca de posibles estructuras en base carbono. En la pantalla aparecían elipsoides, cosas en forma de maní, unas especies de sombreros de tres picos, en fin, todo lo que una simulación en computadora le produjo al ponente. Y resultó que habían dos chinos en el público, medio botados entre el inglés con acento de corrido del ponente y la avalancha de figuras raras. De repente uno de ellos pidió la palabra y logró articular su pregunta: ¿Ud obtuvo esas estructuras? Y el ponente que no, que esa era la teoría y que... y los chinos, exhibiendo una sonrisa de cera,  mascullaron algo que yo interpreté como "Ay, no me jodas..." y en la primera oportunidad se marcharon, seguidos por un cubano aburrido que se fue tomar un asquerosamente aguado café.

Finalmente, a principios de este siglo, se logró aislar una estructura que parecía imposible: una lámina de carbono de un átomo de espesor: los grafenos. Y esto mereció el premio Nobel de Física de este año. Conozco gente que debe estar en Cuidados Intensivos en estos momentos...




Sin embargo, a diferencia de los fullerenos y los nanotubos, que han estado dando tumbos por los laboratorios que han tratado de buscarles un uso espectacular (que no ha aparecido hasta ahora), los grafenos probablemente revolucionen la tecnología electrónica, pues tienen propiedades únicas entre las que están, por ejemplo, poseer la mayor conductividad eléctrica que se conoce. 

El C está acabando, vaya, y por si fuera poco dos premios Nóbel en practicamente el mismo tema. Único. La Ciencia está de plácemes.

¡¡¡Y que viva el C!!!

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