domingo, 10 de agosto de 2014

De neogusanos e hipergusanos

Los cubanos se van al extranjero, y se quedan a vivir allá, porque tienen una segunda ciudadanía. O porque se casan con un extranjero. O porque los invitan familiares que ya viven en el extranjero. O porque los contratan para trabajar en el extranjero. O porque se ganan una beca en el extranjero. O porque alguien los invita y se desentienden mutuamente. O porque se van en balsa, o en tren de aterrizaje, o por algunas de las rutas de tráfico humano.

Pero todos se van, y se quedan en el extranjero,  por una misma razón; y como esa razón es  tratar de vivir mejor, entonces  no hay una manera más digna ni más deshonrosa de irse y quedarse, aunque quizás las haya más o menos elegantes.

Sin embargo, como ya se habrá notado, nada de eso es  interesante.

Lo interesante es que, de pronto, y sin que tenga que ver con la elegancia de la huida, hay quien muta, y pierde la memoria, la desecha como si fuera un exoesqueleto, y se convierte entonces en un gusano puro, innato; se torna en la quintaesencia de lo antigobiernocubano correcto.

Y entonces no le perdona nada a nadie: ni los hechos, ni las intenciones, ni lo que fue, ni lo que es.

Bendita sea entonces la pureza ideológica de nuestros mutantes, esos que nos dicen que es lo bueno y lo malo, porque ellos son, para nuestra suerte, el gusano nuevo.

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