lunes, 11 de agosto de 2014

A la buena pregunta, la consigna correcta


No tiene remedio eso. 

Ese muchacho, que se dice feliz, culto y universitario, que dice que si le dicen lo que es, lo irrespetan, y que me llama cubanoamericano, puede hablar de muchas cosas con prosa fluida, pero siempre termina regresando al bloqueo y el imperio del mal, como el niño que corre a la base en el juego de los escondidos.

Además, el tremendismo y la demagogia se los come por una pata, da igual que digan “Corres siempre la suerte de tu país” o “Yo me muero como viví”

En fin, no hay nada para mí ahí. Me sigo quedando con Sabina, que al menos es ferozmente honesto.

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