miércoles, 10 de agosto de 2016

El terrible cansancio

Hace unos meses, cuando la imagen de la candidata Hillary Clinton comenzó a mostrar fisuras, a hacer aguas, me cansó verla y escucharla. Fue ese el resultado de una sobreexposición, de la saturación a que hemos sido sometidos los que seguimos el proceso electoral.

De repente, dejó de ser atractiva.

Aun cuando en política una semana es una eternidad, y no hay manera segura de extrapolar, siento que algo similar está sucediendo con Donald Trump.

No pasa una semana sin que, ya sea por su por muchos sospechada incapacidad mental, o por una estrategia inútil y defasada con el momento político, el candidato Trump inaugure una nueva controversia.

Puede que a sus partidarios más acérrimos eso les resulte congruente, deseable, y hasta gracioso, pero siento que a muchos de nosotros, los demás, ya nos agobia que la primera noticia del día sea “Trump dijo...”

O sea que ya, por cansancio, Donald Trump también ha comenzado a ser, además, aburrido.

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