viernes, 28 de marzo de 2014

Window shopping

¡Office for Ipad!, ¡qué maravilla!

Y allá voy yo, a bajar el caballo de batalla y su vocero, es decir, Excel y Word. ¡Y es gratis!

Lo abro y, pérate, tienes que crearte una cuenta en Microsoft, me dice, ajá, dale, y la cuenta me pide nombre, e-mail, fecha de nacimiento, y hasta teléfono, que no le doy. Y menos mal que no me pidió el número de Seguridad Social, me digo, mientras decifro las letras contorsionadas que debo ingresar para demostrar que I am not a robot.

Y dale para el correo, pincha el link, que le dice a Microsoft que I am not a robot, y congratulations, ahora puede regresar a whatever you were doing.

Ah, qué lindos estos íconos, y que linda la presentación de Excel, mira eso, cuantas opciones, y abro una hoja en blanco, a ver, unas cuentas de bodeguero para probar este hermoso Excel y, uhmm, no pasa nada, no me deja escribir, y entonces noto un cintillo en la parte superior de la pantalla que dice que esta versión es para solo para ver. Que si quiero usar las aplicaciones y salvar y eso, pues que debo ingresar a este link y comprar la licencia y...

Es asombroso lo fácil que es hacer que la entropía crezca: me llevó como 10 minutos instalar las aplicaciones, crear la cuenta, verificar que I am not a robot y tratar de usar las aplicaciones.

Y me tomó menos de 30 segundos borrar las aplicaciones, y eliminar la flamante y recién creada cuenta en Microsoft.

Ah, capitalismo cruel...

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