viernes, 18 de abril de 2014

Para dejar de leer

Voy a depurar, hoy, mi lista de autores y libros, a la vez que declaro un mea culpa por haberlos leído. Veamos:

Renuncio, en primer lugar, a todos los escritores cubanos del siglo XX y el corriente.

A unos, por haber tenido la doble moral de vivir, escribir y publicar en Cuba, sin escribir una sola letra insumisa.

A otros, por homosexuales, por no ser de mi generación, por ser miembros de la UNEAC, por oficialistas, por ser partidarios de cualquier bando, o por aparecer en fotos con los de la primera lista.

Al resto, no renuncio, pues nunca los leí. Son ilegibles, aburridos, o irrelevantes.

Aprovecho también para dejar a un lado a Martí, que tiene ese aire de mujeriego , bebedor y pedófilo. Además, tiene mala vibra, con ese traje oscuro y raído.

En fin, me quedo con Cirilo Villaverde.

Voy sacando del librero también a Vargas Llosa, que fue de izquierdas, pero que ahora es de derechas. No soporto esas veleidades. Y con él se van Saramago y Jorge Amado, que comulgaron en su momento con comunistas, cubanos y de todo tipo. Eso es inadmisible. Aprovecho, y también le doy de baja a Borges, por tibio con la dictadura militar argentina, y a Hemingway, por borracho, pesimista, y por aparecer en una foto con Fidel.

Con dolor empaqueto también a todos los escritores de ciencia ficción soviéticos, y a Sholojov. No hay lugar para ellos en mi panteón postrevolucióndeoctubre. Y sépase que de baja están todos esos laureados con el Nobel, aquellos que firman cartas apoyando cosas izquierdosas.

Es más, creo que, de una vez, voy a eliminar a todos los que se han tomado fotos con Fidel. Y a los que lo han visitado. Y a los que sonrieron ante la lisonja. Y a los que añoraron una palmadita. Tan sólo por pensar en eso, se merecen el olvido.

Sin embargo, a pesar de este purificador pogrom, aun me queda un montón de libros y autores. Gente llena de talento, que quizás sepan que Fidel es un tipo del siglo XX que tenía barba y fumaba puros, y que después dejó de fumar, y que es cubano, ¿o no? En fin, no es importante.

Esa gente sí que son escritores, impolutos, y libres de un apretón de manos de sátrapas y tiranos; gente talentosa, que da gusto leer.

Y finalmente, después de esta agotadora limpieza, entre esos sobrevivientes de este día de declaraciones de principios, debo destacar que están dos libros, preciados, únicos, envidiados, y muchas veces releídos:

100 años de soledad” y “El amor en los tiempos del cólera”

Y con eso, llego al fin de la lista.


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